EE.UU.-El secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, enfrenta una investigación interna del organismo ante las denuncias que señalan que mantiene una relación íntima con una subordinada.
Esa supuesta relación, que es un “secreto a voces” dentro de la organización y lleva varios años, sería con una mujer de nacionalidad mexicana unos 20 años menor que él, según información obtenida por AP.
Según fuentes de la organización, citadas por la mencionada agencia, el romance ha causado molestia a algunos de los 600 empleados de la OEA, con sede en Washington, así como a diplomáticos regionales, “por tener que trabajar con la presunta amante del jefe”.
Varios funcionarios comentaron que los vieron besándose junto a una piscina cuando se realizaba la Asamblea General de la OEA en Medellín en 2019; otro dijo que los vio tomados de la mano en su oficina a mediados de 2020.
Asimismo, un exfuncionario contó que Almagro le dijo que esa relación fue la causante de la separación de su segunda esposa en 2020.
Un vocero de la OEA negó que el titular de la organización fuera el supervisor directo de la mujer con la que mantiene la relación, puesto que trabaja desde 2019 en la Secretaría para el Fortalecimiento de la Democracia; sin embargo, en varias publicaciones del bloque regional, incluyendo las redes sociales, se la ha descrito como “asesora” o “jefa de asesores” del secretario general.
¿Qué dice el Código de Ética?
Este supuesto romance constituiría una posible violación al Código de Ética de la organización. Ese documento señala que, aunque no pretende regir la conducta privada de los funcionarios, lo hará cuando dicha conducta “interfiera o afecte la capacidad del individuo de ejecutar con éxito las tareas de su puesto o afecte el lugar de trabajo de la SG/OEA (Secretaría General de la OEA) o perjudique la imagen general de la organización”.
En el apartado de relaciones interpersonales, incluyendo las románticas, en el lugar de trabajo, el Código compromete a los trabajadores a asegurarse de que estas no interfieran con su trabajo ni con el trabajo de sus colegas; asimismo, que “no afecte la atmósfera profesional en el lugar de trabajo” y que “no provoque incomodidad o haga sentir en desventaja a nadie”.
AP