Santo Domingo.- El color, la imaginación, la música y el desborde de movimientos corporales volvió a copar el malecón de la capital dominicana con la celebración este domingo del Desfile Nacional de Carnaval, que en esta oportunidad fue dedicado a la provincia de Santiago (norte) y a Puerto Rico.
Los reyes del carnaval, el escritor y gestor cultural Rafael Almánzar y la cantante Diomary La Mala, dieron inicio al recorrido en un coche sin caballos subido a un gran camión, desde donde saludaban a un público disperso, que fue ganando en cantidad a medida que avanzaba el desfile.
El Desfile Nacional de Carnaval reúne a todas las expresiones carnavalescas del país que se celebran en febrero, lo que lo convierte en una interminable pasarela de comparsas de todo tipo de disfraces alegóricos a la cotidianeidad y a múltiples asuntos de interés nacional e internacional.
El Ministerio de Cultura, organizador del desfile, también rindió un homenaje póstumo al coreógrafo y folclorista Víctor ‘Vitico’ Erarte, uno de los más activos promotores del carnaval de Santiago, quien murió violentamente el año pasado.
Las primeras en desfilar fueron las comparsas infantiles de varias partes del país compuestas por disfraces de atractivos colores bajo el icónico tema del carnaval dominicano «Baila en la calle», interpretado por el merenguero Fernando Villalona.
Luego, personajes tan pintorescos como tradicionales del carnaval como «Roba la gallina» y «Califé» no podían faltar en el derroche de creatividad de la más popular expresión de la cultura dominicana.
El «Roba la gallina» es el personaje que rinde tributo a la maternidad con gigantes pechos y un enorme trasero que va danzando constantemente mientras porta una sombrilla.
El no menos popular «Califé» -con un largo traje de frac y un sombrero de copa de gran tamaño- satiriza a la clase intelectual dominicana de las primeras décadas del siglo pasado.
Santiago desfiló con una muy nutrida delegación encabezada por diablos cojuelos Los Lechones, muy llamativos por sus vistosos y extravagantes disfraces, amén del sonido intimidante que causan al agitar sus largos látigos y exhibiendo las vejigas hechas con el cuero de la vaca o el chivo (cabra).
Un hombre imitando a Jesucristo con su corona de espinas y la cruz a cuestas camino a su crucifixión, «hechiceras» exhibiendo imágenes de santos católicos o miembros de la comunidad LGTBI caminando con trajes repletos de pluma, fue parte de lo que se deslizó por el malecón capitalino.
«Desde niño nunca me he perdido el desfile, aquí está nuestra identidad que es importante valorarla, aquí está nuestra muestra cultural más fidedigna, la expresión orgánica y genuina de los que somos los dominicanos», dijo a la televisión oficial el ministro dominicano de la Juventud, Rafael Feliz García, quien hacía fotos del desfile con una cámara profesional.
Un grupo que no falta a esta celebración el de los Guloyas de San Pedro de Macorís (este), declarado por la Unesco patrimonio inmaterial de la humanidad, gracias a sus pintorescos bailes, trajes de plumas y cascabeles, y música a base de tambores y pitos.
La comparsa de los Alí Babá, una de las de mayor número de miembros, homenajeó a los carnavales brasileños a ritmo de samba, con predominio de los colores verde y amarillo de la bandera del país suramericano.
Este año, el Poder Ejecutivo dispuso crear los Premios Anuales del Carnaval Dominicano que abarca 15 categorías, entre estas creatividad, fantasía, personaje individual y diablos tradicionales.EFE