Santo Domingo.- La dominicana Marileidy Paulino puede vivir el miércoles su gran día en el Mundial de atletismo de Budapest. Parte como principal favorita al título en la final de los 400 metros, donde puede culminar un viaje que comenzó desde un entorno muy humilde.
En 2021, su madre Anatalia no tenía un televisor para verle competir en los Juegos Olímpicos de Tokio. Vladimir Guerrero, exbeisbolista de las Grandes Ligas, le envió entonces una de gran tamaño en la que vio con todo detalle cómo la nueva estrella del atletismo dominicano conseguía platas en 400 metros y el relevo mixto 4×400.
«Todo es posible aunque salgas de la pobreza, solo puedo decir gracias a Dios por su gracia y misericordia», afirmó tras coronarse campeona de los 400 metros en la Liga de Diamante de 2022, un año en el que había brillado además en el Mundial de Eugene (Estados Unidos), donde fue plata en los 400 metros y, sobre todo, oro con el equipo de su país en los relevos mixtos 4×400 metros.
Ahora, en el Mundial de Budapest, llega a la final del miércoles (19h35 GMT) como principal favorita, a pesar de unos recientes problemas físicos y de no arriesgar participando en el relevo mixto.
La sucesión de ausencias le ha dejado el camino despejado en los 400 metros.
La principal, la baja por lesión poco antes del Mundial de la estadounidense Sydney McLaughlin-Levrone, gran estrella de los 400 metros vallas que esta temporada había apostado por los 400 metros planos.
También se cayó de la ‘start list’ por lesión la bareiní Salwa Eid Naser, campeona mundial en 2019, y en las series quedó eliminada el domingo la vigente campeona olímpica y mundial, la bahameña Shaunae Miller-Uibo, corta de forma cuatro meses después de un parto.
Marileidy Paulino asumió así el papel protagonista y por ahora cumplió a la perfección: fue la más rápida del global de las series de primera ronda y obtuvo el segundo mejor crono de las semifinales.
«He venido aquí a por la victoria, por supuesto», afirmó Paulino tras su primera salida a la pista del estadio Nacional de Atletismo de Budapest.
– Voleibol y balonmano –
Nació hace 26 años en Don Gregorio, en el municipio de Nizao, en una zona costera al oeste de Santo Domingo. Fue la quinta de seis hermanos, criados por Anatalia en un hogar monoparental con recursos muy limitados.
Su contacto con el deporte fue muy tardío y se debe a su profesor de Educación Física de la secundaria, que vio grandes cualidades en ella. Contactó con varios entrenadores que la dirigieron en un primer momento hacia el voleibol y el balonmano.
Pronto le dijeron que tenía cualidades para el atletismo, pero ella se resistió al principio porque no le gustaba correr y le gustaba especialmente el balonmano. Hasta que conoció al entrenador cubano Yaseen Pérez, que pronto la dirigió hacia las pistas y la práctica atlética, siendo el guía perfecto para su espectacular progresión.
Primero se centró en las pruebas de velocidad y en los Juegos Panamericanos de Lima-2019 compitió en 100 y 200 metros. En el Mundial de ese año en Doha llegó a ser semifinalista de los 200 metros.
Yaseen Pérez detectó que los 400 metros brindaban mayores perspectivas y no se equivocó: los éxitos fueron fulgurantes y, tras el parón de las competiciones por la pandemia del covid-19, el nombre de Marileidy Paulino irrumpió con fuerza en el panorama internacional y las medallas en los grandes campeonatos llegaron para hacer el resto.
Pese a la fama, los viajes y los premios, no ha querido olvidarse de sus orígenes y ha impulsado una fundación para atender a niños huérfanos, guiada también por su profunda fe religiosa: «Dios es mi esperanza. Amén», llevaba escrito en sus zapatillas en los Juegos de Tokio.
Ha aprovechado además el interés de los medios para denunciar injusticias en las redes sociales, como hizo el pasado mes por los comentarios racistas contra algunos medallistas dominicanos en los Juegos Centroamericanos y del Caribe de San Salvador.
Allí ella se colgó la medalla de oro, como intentará el miércoles en Budapest.