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Dominicana voluntaria en ensayos de vacuna anti-COVID-19 de Moderna cuenta su experiencia

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Fabiola Cabrera Mañán una dominicana de 30 años residente en el estado de la Florida, contó a Diario Libre USA su experiencia como voluntaria en los ensayos clínicos de la vacuna de Moderna, recomendada para su uso por la FDA el pasado jueves.

Dice que la angustia, el pánico y la ansiedad fueron los causantes de que se inscribiera en dicha investigación, en la que será voluntaria por los próximos dos años.

“Estoy Feliz, bendecida, y agradecida. Ya no vivo con la ansiedad que vivía antes, he sido parte de algo importante. Deseo y tengo la esperanza de que todo el mundo tenga la confianza de ponerse la vacuna”, expresó la dominicana.

Dice que durante la pandemia vivió muchos momentos de incertidumbre, donde se sentía desesperada por el miedo a contagiarse y llevarlo a su familia. Dice que tomó la mejor decisión que pudo haber tomado porque “si no la mataba la vacuna, la mataba el pánico”. Contó que decidió comenzar a investigar los lugares donde se estaban haciendo los ensayos hasta que dio con uno cerca de su estado y se puso en contacto con el centro.

“Nunca tuve miedo por lo que pudiera pasar, me sentía alegre de poder pertenecer a este ensayo. Estaba ansiosa que llegara el día de mi cita, pero mis familiares, y mi esposo me decían que estaba loca, que no sabía que me estaban poniendo y que ya iba a ser rata de laboratorio. Yo les decía que desde pequeña siempre me pusieron vacuna y yo nunca supe qué en realidad me pusieron”, dijo Cabrera.

Cuenta que con la primera dosis que le suministraron sufrió dolores de cabeza, fatiga, nausea, escalofríos, y dolor muscular, que con la segunda tuvo la misma sintomatología y también escalofríos.

Asegura que estos efectos no interfirieron con sus actividades cotidianas.

Es la primera vez que se presta a hacer voluntaria y expresa que mientras le inyectaban solo pensaba “ojalá si sea la vacuna y no el placebo”.

La primera cita fue telefónica, donde le realizaron varias preguntas. Luego de esto tuvo que asistir varias veces al hospital, y lo narró para Diario Libre USA de la siguiente forma:

Mi experiencia como voluntaria en la vacuna de Moderna

Mi primera vez en la clínica fue el lunes 10 de agosto. Aquel día llegué a la clínica y me hicieron un examen físico, me hicieron una prueba de COVID-19, que me había realizado unas ocho veces anteriormente, una prueba de orina, y análisis para asegurarse que todo estuviese bien conmigo.

Mientras esperaba los resultados la enfermera me explicaba el proceso, me explicó que el ensayo duraría dos años, que aún no tenía efectos secundarios mayores, que tenía que volver en un mes a ponerme una segunda dosis, y me explicaba cómo utilizaría la aplicación en la cual documentaría a diario todo lo que pudiera sentir una vez puesta la vacuna.

La enfermera me dijo que solo la persona que me pondría la vacuna sabía lo que me estaba poniendo. Entró una doctora a verme, y luego de chequearme y ver que todo estaba bien. Dio luz verde a que me pusieran la vacuna.

Mientras estuve allá solo sentía el dolor en el brazo y dolor de cabeza.

Regresé el lunes 21 de septiembre a inyectarme la segunda dosis. Este día solo me hicieron prueba de embarazo, una prueba de COVID-19, y me preguntaron si en los últimos 30 días algo había cambiado en mi salud. Vino a chequearme un doctor, y una vez el doctor dio luz verde me pusieron la segunda y última vacuna.

Tuve que esperar 30 minutos para que ellos se aseguraran que no tuviera efectos secundarios de alto riesgo.

Mientras estuve allí nuevamente sentí dolor en el brazo inyectado.

Me explicaron que tendría que volver dentro de un mes para chequeos de rutina, pero que mientras tanto tendría que seguir llenando el cuestionario de preguntas en la aplicación al igual que la última vez, diariamente.

Luego regresé en octubre. Me tomaron sangre, y desde esa cita solo lleno un cuestionario semanal. Ya ahora tengo que regresar en febrero. Pero al final del ensayo es que en verdad sabré si me aplicaron la vacuna.

Si la vacuna de Moderna sale pronto al público, a los voluntarios a los cuales le aplicaron el placebo les dejarán saber y les ponen la vacuna. Los que tienen la vacuna, ya no tienen que hacer más nada, hasta nuevo aviso.

A Fabiola le dijeron que podía seguir con su vida cotidiana, y que si surgían efectos secundarios, los cuales experimentó, podía tomar ibuprofeno o acetaminofén y dejarles saber.

“Confío en la vacuna tanto como en la ciencia. Vivimos en un mundo el cual está bastante avanzado. Creo que, de no ser eficaz, no estaríamos viendo el gran porcentaje de efectividad que vemos en muchos voluntarios hoy día”, dijo la dominicana a Diario Libre USA.

A las personas que tienen miedo de ponerse la vacuna ella les dice: “les pido que por favor crean tanto en la vacuna del COVID como creen en la de hepatitis o cualquier otra. A esas personas que toman medicinas, drogas, cigarros electrónicos o bebidas alcohólicas, les digo que, si todas esas cosas que consumen no los han matado, esta vacuna no lo hará. ¡Crean en la ciencia!”.

Fabiola nació y se crió en el sector de Villa Consuelo en Santo Domingo, y a la edad de nueve años se mudó junto a sus padres a los Estados Unidos. Es hija de dos doctores y asegura que gracias a ellos cree en la ciencia y por quienes tuvo la endereza para tomar decisión de ser parte de este ensayo.

“A este país le tengo el mismo amor y gratitud que le tengo a República Dominicana, ya que me ha abierto muchas puertas y oportunidades de las cuales estoy inmensamente agradecida”, dijo Cabrera.