Desde tiempos antiguos, la manzana ha sido una fruta emblemática, símbolo de salud y bienestar. Reconocida por su sabor, versatilidad en la cocina y su accesibilidad, este fruto ha ganado un lugar privilegiado en la dieta diaria de millones de personas alrededor del mundo, pero más allá de ser un simple refrigerio, la manzana posee una sorprendente capacidad para mejorar la salud. Sus altos niveles de fibra y antioxidantes la convierten en una poderosa aliada en la reducción del colesterol y el control del peso, haciendo de ella un alimento clave en la prevención de enfermedades cardiovasculares y en la búsqueda de un estilo de vida saludable.
Con cada mordida, la manzana ofrece una combinación de nutrientes esenciales que no solo ayudan a mantener el cuerpo en equilibrio, sino que también promueven una digestión adecuada y una sensación de saciedad prolongada.
La manzana es eficaz para reducir los niveles de colesterol gracias a su alto contenido de fibra soluble, principalmente la pectina. Esta fibra se une al colesterol en el tracto digestivo y lo expulsa del cuerpo, reduciendo la cantidad de colesterol LDL (colesterol malo) en la sangre. Además, los antioxidantes presentes en las manzanas, como los flavonoles, también contribuyen a mejorar la salud cardiovascular al disminuir el daño oxidativo que puede dañar las arterias y elevar el colesterol. Estudios han demostrado que consumir manzanas regularmente puede reducir el colesterol total entre un 5% y un 8%.
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