En medio de la ola de muertes e intoxicaciones por ingesta de alcohol adulterado con metanol que ya lleva casi 100 víctimas mortales, el especialista en tratamiento de alcoholismo Sócrates Castillo, aporta algunas recomendaciones sobre cómo actuar ante un paciente que presente los signos de la afección.
Insiste en el llamado que, desde el Ministerio de Salud Pública, se ha repetido para que la persona sea trasladada al médico antes de las 12 horas, lo que permitiría salvarle la vida. Pasado ese tiempo las complicaciones de la intoxicación pueden ser fatales.
Sobre el tratamiento, el antídoto es el propio alcohol, siempre que se tenga la certeza de que será de calidad, no falsificado.
“El tratamiento señores, el antídoto, es el alcohol, ese ron que hay, porque el hígado va a metabolizar y transformar el alcohol etílico y el otro lo deja ahí y lo va transformando al paso. Entonces, si la persona se mantiene tomando alcohol etílico no muere y da tiempo al hígado a transformar”, expone el doctor Castillo.
Señala que, cuando ya no hay alcohol que transformar, entonces comienza la transformación lenta del metanol hasta que llega al cerebro y es cuando llegan el efecto tóxico y las convulsiones.
Indica que, una vez comprobada la intoxicación por metanol, los médicos usan ampollas de alcohol etílico para el tratamiento, pero que también se puede usar alcohol regular y el bicarbonato de sodio, que activa el ácido fólico y pone la sangre ácida. También se suministra mucho líquido.
“Ese es el tratamiento y con el protocolo, si el paciente es llevado a tiempo, no debe morir nadie, pero no depende de nosotros, porque a veces la persona no quiere ir o se lo llevan a la casa antes de tiempo, como si se hubiera recuperado”.
“El problema con el metanol es que es altamente tóxico y cuando se ingiere, hay una ventana de 12 y 24 horas para que el paciente vaya al médico y, si pasa de ahí, vienen las complicaciones. A las 72 horas ya vienen los efectos que pueden ser letal, la ceguera, las convulsiones del cerebro. Cuando hay convulsiones en el cerebro la muerte es casi segura y si no, se queda con lesiones tóxicas permanente”.
Castillo indica que, ante un caso de emergencia, en el que el afectado no puede ser trasladado con prontitud al médico, se recomienda darle a tomar no más de dos onzas cada dos horas de alcohol de calidad.
El doctor hizo un llamado al servicio de emergencia 911 para que no vea a los intoxicados como borrachos, sino como personas enfermas que demandan atención y que sepan que “una borrachera es un peligro de salud pública”.
Las declaraciones de Castillo fueron parte del conversatorio sobre adicciones en tiempo de pandemia realizado en el Misterio de Salud Pública y que contó con la participación del director de Salud Mental, Alejandro Uribe, y de Elías Tejeda, del Clúster de alcohol del Ministerio.
De acuerdo al planteamiento de los especialista, la crisis sanitaria generada por el COVID-19 con el consecuente cierre de negocios de bebidas alcohólicas y los centros de apoyo a adictos, fue el detonante que disparó el consumo de alcohol y clerén, ingesta que provocó la muerte de unas 250 personas y dejó discapacitadas otras 100 en 2020.