Nació el 10 de noviembre de 1879 en San Rafael del Yuma, La Altagracia, República Dominicana en el seno de una familia pobre. Hija natural de Felipa Perozo, campesina analfabeta, y de Ramón Rodríguez, un rico comerciante de la zona que era también oficial en el ejército de Pedro Santana.
Sus padres fallecieron cuando ella era una niña y su abuela paterna, Tomasina Suero de Rodríguez, se hizo cargo de ella.Fue la primera mujer dominicana que se graduó en Medicina.
Sin embargo, pese a haber sido la primera médica graduada en el país con una especialidad en Pediatría y Ginecología cursada en París (1920-1925), el régimen de Trujillo designó como primera maestra en Obstetricia a Consuelo Bernardino, debido a la influencia que ejercían en el gobierno sus hermanos, Minerva y Félix.Además de su faceta como profesional médica, Evangelina Rodríguez fue también poeta y narradora.
Publicó su primer libro. “Granos de polen” en 1915 y posteriormente colaboró en la revista “Fémina”, dirigida por Petronila Angélica Gómez, quien imprimió sus poemas y algunos artículos de su autoría durante su estancia parisina. A su regreso de la capital francesa publicó un segundo volumen titulado “Le Guerisseur: Cuento Chino Bíblico Filosófico de Moral Social” cuyas fechas son desconocidas.
Su biógrafo Antonio Zaglul además indica que Rodríguez preparó el manuscrito de una novela titulada “Selene” en honor a su hija adoptiva, pero que la destruyó en un arranque de ira.En la biografía que el doctor Zaglul escribió sobre ella se afirma que por su oposición al régimen de Rafael Leónidas Trujillo y sus fuertes críticas al gobierno fue apresada, llevada a la Fortaleza México en San Pedro de Macorís y torturada. Después fue abandonada en un camino cerca del pueblo de Hato Mayor. La última imagen de ella, fue la de una “loca” arrodillada con los brazos en cruz frente a la iglesia de la Altagracia vociferando en contra del régimen.Falleció el 11 de enero de 1947 tras una agonía de varios días, en la que destacaron algunos episodios esquizofrénicos.
La prensa de la época apenas si se hizo eco de su defunción puesto que la dictadura de Trujillo la había marginado de la sociedad dominicana. Había sido excluida de congresos médicos, eliminada del Directorio y de la Síntesis Bibliográfica que incluía los nombres de sus colegas. La revista “Fémina” le cerró sus puertas e incluso el doctor Moscoso Puello, su otrora amigo de infancia y compañero de profesión. Hermano de Anacaona, quien había sido la defensora de la educación normalista de Rodríguez y la había nombrado directora de su escuela a su muerte, escribió un libro acerca de la Medicina en la República Dominicana y apenas la mencionó a pesar de conocer su capacidad y sus virtudes.
Texto: Castro Ventura, Santiago. Evangelina Rodríguez, pionera médica dominicana. Santo Domingo: Ed. Manatí, 2003