Un grupo de personalidades de la vida política dominicana difundió esta noche un comunicado en el que llaman a la ciudadanía a luchar sin descanso por la unidad nacional a fin de contener una eventual crisis de refugiados haitianos en República Dominicana, ante la situación de conflicto y desestabilización en la que podría derivar Haití, tras el magnicidio de su presidente Jovenal Moise.
Además, instan al presidente Luis Abinader para que declare urgente y de alta prioridad la construcción del muro en la frontera con la vecina nación; readecúe los programas de seguridad y defensa y fortalezca las organizaciones militares, policiales y civiles para proteger el territorio nacional y a la población dominicana.
A continuación, el contenido del manifiesto:
Manifiesto a la Nación En el Día de la Fundación de la Trinitaria
Los ciudadanos que suscribimos este Manifiesto a la Nación, en un momento histórico de extraordinario peligro para la existencia de la Patria fundada en 1844 y sus atributos esenciales de República Libre, Soberana e Independiente, queremos hacer un ferviente llamado a todos dominicanos conscientes de su deber patriótico, que se sientan responsables ante las pasadas, presentes y futuras generaciones, a luchar sin descanso para alcanzar la Unidad Nacional, más allá de las diferencias partidarias, ideológicas y de clase, que nos permita asegurar los siguientes objetivos estratégicos supremos:
1) Preservar por todos los medios a nuestro alcance la integridad territorial de la República. En ese sentido, respaldamos plenamente la decisión del Consejo de Seguridad Nacional de Activar el Plan de Operaciones Gavión, y cualquier otro con similares objetivos, elaborado por las FF.AA. para contener y revertir en frontera una eventual crisis de refugiados con motivo de la profundización de la crisis general de la nación vecina tras el magnicidio de su presidente Jovenal Moise, crimen terrible y en extremo confuso, que condenamos enérgicamente.
Creemos firmemente que resulta de gran importancia que, en las presentes circunstancias, tanto el Tribunal Constitucional como las instancias jurisdiccionales apoderadas, desestimen formalmente dos instrumentos jurídicos que fueron concebidos durante el gobierno anterior para convertir a la República Dominicana en país de Refugio y Asilo: nos referimos al inaceptable anexo y algunas disposiciones del Acuerdo de PreAutorizacion Aérea con los Estados Unidos de Norteamérica, y al Plan Nacional de Contingencia sobre Flujos Masivos de Migraciones, preparado por el Instituto Nacional de Migración con los auspicios de gobiernos extranjeros y organismos internacionales.
De este modo, al rechazarlos oficialmente se enviaría una señal contundente de que en ningún caso el Estado y el pueblo dominicano aceptarán que se trasvase a su territorio una crisis largamente incubada, atizada y manipulada con propósitos aviesos, acusando una innegable irresponsabilidad criminal.
2) Exhortar al Gobierno del Presidente Luis Abinader a declarar de alta prioridad y urgencia nacional su anunciado compromiso histórico con la construcción de una infraestructura físico tecnológica apropiada en toda la frontera con Haití, para incrementar sustancialmente la seguridad de nuestro territorio y de nuestras poblaciones.
Del mismo modo, demandamos una profunda readecuación de la doctrina y programas de seguridad y defensa, y un fortalecimiento de las organizaciones militares, policiales y civiles que deben ejecutarlos.
En ese mismo sentido, hacemos un llamado al Presidente Luis Abinader a revisar en profundidad aspectos claves de la anunciada política de desarme de la población, al tiempo que requerimos del gobierno dominicano adoptar planes de desarrollo fronterizo, enfocados en la creación de asentamientos humanos productivos, en el desarrollo de infraestructuras de comunicación que integren la frontera en el eje norte-sur y en enfrentar eficazmente la vulneración del espectro radioeléctrico nacional como prescriben la Constitución y las leyes de la República.
3) Iniciar sin más dilaciones una enérgica campaña internacional de denuncias en relación a la posición cínica y dúplice de los Organismos Internacionales y de muchos de los llamados países Amigos de Haití, que en más de 25 años, lejos de proponerse un esfuerzo serio de rescate y reconstrucción de Haití, vienen presionando junto a numerosas organizaciones no gubernamentales, para imponer una perversa “solución dominicana” a los complejos problemas de viabilidad de nuestro vecino, que por muchas razones merece un mejor destino en su propio territorio.
En consecuencia, respaldamos plenamente la posición de enérgica protesta de la política exterior de la República, ante la inadmisible y excluyente posición del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, de no permitir la participación de nuestros representantes en la sesión cerrada de ese organismo donde se discutía la situación extrema imperante en Haití, que puede afectar gravemente los intereses de la Repùblica Dominicana.
Esa insólita posición de bloqueo no es nueva: cuando nuestra representación no permanente ante ese importante órgano de la ONU trató en forma infructuosa que se reuniera para tratar la crisis haitiana, en dos ocasiones precedentes, no se obtemperó a este justo pedimento por los desacuerdos entre dos miembros permanentes.
Las autoridades dominicanas deberían asimilar la lección de que no se puede considerar que podemos ser “aliados incondicionales” de los organismos internacionales, ya que tienen su propia agenda, que muchas veces no coincide con los intereses dominicanos.
Es preciso que los poderes públicos del Estado dominicano, sus representantes diplomáticos y consulares-que deben ser reforzados en muchos aspectos-, así como la diáspora dominicana en el exterior, sean articulados y movilizados ante todos los medios, instancias y foros internacionales que resulten necesarios para denunciar esta injusta y amenazante situación, recabando la solidaridad de amigos, aliados y gente de buena voluntad en todo el mundo, antes de que esta situación derive hacia una situación de conflicto y desestabilización, que somos los más interesados en evitar.
El mundo debe saber que no existe una “solución dominicana” a los problemas de Haití, y que tratar de imponerla solo traerá consecuencias funestas para toda la región y el continente. El pueblo dominicano ha sido el más solidario y comprensivo en el mundo con el drama de su vecino, y también el que más ha clamado por una justa y responsable solución internacional de los problemas de Haití en Haití, con los haitianos y para los haitianos.