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OPINIÓN | Debe llamarse Presa de la Restauración

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Por JUAN CRUZ TRIFFOLIO

Diversos son los ejemplos que ponen en evidencia la validez de la afirmación cotidiana en el sentido de que el dominicano, generalmente, no llama las cosas por sus nombres.

A las navajas para rasurarse  les llama Gillette.

Se entiende que toda malta debe ser Morena

La herramienta alargada de filo, utilizada para podar o cortar árboles, es un “colins”

A la extensión del malecón de Santo Domingo (Avenida del Puerto) muy pocas veces nombran como Avenida Francisco Alberto Caamaño Deñó.

Son muchos los obstinados en seguir haciendo referencia al Centro de los Héroes de Constanza, Maimón y Estero Hondo con el sonoro calificativo trujillista de Feria de la Confraternidad y la Paz del Mundo Libre.

En fin, quiérase o no, parecemos ser esclavos de la llamada Ley de las Costumbres, impedidos de liberarnos.

Quizás por tal razón hay quienes persisten en llamar Presa de Tavera a una de las infraestructuras hidráulicas de mayor importancia del país, dando muestra de un desconocimiento garrafal, involuntario o adrede.

Olvidan quienes así se expresan que el 16 de Agosto de 1963, a propósito de la conmemoración del Centenario de la Restauración, luego del profesor Juan Bosch, presidente constitucional de la República, pronunciar en Santiago de los Caballeros el discurso central ante los asistentes a las actividades oficiales programadas, sometió a la consideración de los legisladores un proyecto de Ley para que la gigantesca obra en referencia, como un homenaje a los héroes de la magna epopeya nacionalista, llevara la denominación de Presa de la Restauración.

Luego de concluida la solemne alocución presidencial y de forma separada, los miembros del Senado y la Cámara de Diputados presentes en la ceremonia,  celebraron reuniones extraordinarias y aprobaron respectivamente la moción presentada por el Ejecutivo de la nación.

Según se reseña en publicaciones sobre lo ocurrido en la celebración de la significativa efeméride patria, unos minutos después, no había concluido el imponente desfile de los efectivos de las diferentes ramas de las Fuerzas Armadas en honor al Mandatario, “Juan Bosch aprovechó la ocasión para rubricar la Ley aprobada por el Congreso, designando la Presa de Tavera, como de la Restauración. Cuando se dio la información por las bocinas, la multitud congregada aplaudió”.

Como complemento de estos apuntes, guiados por el interés de que resplandezca la verdad histórica, tal vez sea valioso resaltar que en fecha 17 de agosto, de 1963, algunas de las estructuras físicas de la recién nombrada, oficialmente como Presa de la Restauración mostraban un significativo avance.

Tal realidad es posible deducir a propósito de lo resaltado por la prensa en  torno a la visita que hiciera el presidente Bosch a la hoy imponente represa, el día ya señalado.

Informaciones publicadas dan cuenta que “…los trabajos.. ya se habían iniciado recientemente” y que una larga comitiva de vehículos donde iban ministros, funcionarios civiles y militares y técnicos de la obra, acompañaban al Mandatario, el cual explicó a los medios de comunicación que deseaba ver el lugar donde se levantaba la estructura”.

También se destaca que luego, “…el presidente junto con un grupo de personas se internaron varios metros dentro del túnel por donde sería desviado el río Yaque del Norte y más adelante se dirigieron al punto donde iba a levantarse la cortina de la Presa”.

En pocas palabras, con estas últimas acotaciones lo que se quiere subrayar, en ánimo de evitar distorsiones a veces antojadizas, que los cimientos de la valiosa y monumental Presa de la Restauración, otrora Presa de Tavera, fueron levantados durante el corto período de gobernanza democrática, transparente y ejemplarizante encabezado por el profesor Juan Bosch Gaviño y que, al ser malogrado para el dolor y perjuicio de los dominicanos nobles y dignos, luego de un tedioso y tortuoso tramo histórico, con la intervención de Joaquín Balaguer se reinició y concluyó la magnífica, portentosa y emblemática obra para el desarrollo nacional.

En definitiva, cada uno jugó su rol y terminó haciendo sus aportes…

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