SANTO DOMINGO, RD.- Un libro de consulta obligada para investigadores y lectores interesados en conocer la cultura dominicana a plenitud es el recién publicado Diccionario de gentilicios dominicanos, del reconocido periodista y escritor Rafael Peralta Romero, quien guardando el rigor alfabético propio de esos manuales, comienza con la localidad de Acicate, en el municipio de Hostos, provincia Duarte, donde residen los acicateros, para concluir su recorrido con San Rafael del Yuma, cuyos habitantes se identifican como yumeros.
Peralta Romero resuelve con su diccionario un problema para quienes debemos escribir y hablar en los medios de comunicación sobre acontecimientos que se dan en las diferentes regiones, donde no es tan fácil establecer el término con que suelen llamarse de manera colectiva.
Llama la atención el gentilicio de los nacidos en la provincia Bahoruco, quienes de identifican como bahoruquenses, mientras los originarios de del distrito municipal con el mismo nombre, correspondiente al municipio de La Ciénega, en Barahona, se conocen como bahorucanos.
En el prólogo a la obra de Peralta Romero, el laureado escritor Bruno Rosario Candelier destaca que “los ambientes son designados por nombres distintivos que denominamos gentilicios, y, como se sabe, los gentilicios son muy importantes, porque identifican un paraje o un lugar de vivencia, origen o procedencia, vocablo con el cual nombramos un lugar que determina el aporte social, antropológico, arquitectónico, lingüístico, estético, moral, intelectual y espiritual de una comunidad…”.
El autor del Diccionario de gentilicios dominicanos, en su “Preámbulo”, estima que este “recoge mucho, quizás no lo suficiente, de la quintaesencia cultural y espiritual del pueblo dominicano, porque el gentilicio se origina en la gente. Procede recordar la “gens”, la organización social que precedió en la antigua Roma a la constitución del Estado-Ciudad”.
De verdad que nos ha resultado bastante sorprendente encontrarnos con este Diccionario, que nos familiariza con los gentilicios de lugares remotos que hemos recorrido en nuestra larga vida periodística.
POR FRANK NUÑEZ







