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OPINION / Feminismo Versus cristianismo

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PERSPECTIVA: Medios de comunicación que hasta hace poco gozaron de cierta credibilidad hicieron coro con las redes sociales para satanizar a la pastora evangélica y diputada Altagracia de los Santos porque defendió gallardamente sus convicciones cristianas durante el conocimiento del proyecto de Código Penal, frente a los artículos que buscan destruir la familia nuclear, como parte de la agenda que pretende imponerle al mundo, y a República Dominicana en particular, el feminismo y los colectivos LGTBQI, autodefinidos como progresistas.

No se habían silenciado los pregones de las burlas y descalificaciones contra la legisladora del Partido Revolucionario Moderno (PRM), modelo de coherencia e integridad en un mundo donde tanta gente siente temor de enfrentar a lo que hemos definido como “la inquisición progresista”, cuando la rama lésbica del sector que pretendió convertir a la política y religiosa en motivos de burla global se destapa con un “himno nacional” con las letras que según la Constitución de la República son “insustituibles y eternas” por las de su ideología anticristiana.

Lo sorprendente es que medios y plataformas de redes que enfrentaron la posición cristiana en el Congreso Nacional por su oposición a la legalización abierta al aborto, contemplado en el eximente cuando peligra la vida de la madre, ahora se manifiesten en contra del irrespeto al Himno Nacional, proveniente del frente LGTBQI-Feminista, promotor de la destrucción de la familia y opositor a la sana convivencia entre hombres y mujeres.

El supuesto himno nacional lésbico, cuya autoría se atribuye a una señora de nombre Yoseli Castillo Fuertes, es todo lo contrario al escrito por el poeta Emilio Prud-Home y musicalizado por el maestro José Reyes. “Quisqueyanas, lesbianas alcemos/ nuestro grito con furia y tesón/ que se oigan en toda la isla/ las injusticia y discriminación”, es el primer cuarteto de la dama que busca sustituir el “Quisqueyano valiente alcemos/ nuestro canto con viva emoción/ y del mundo a la faz ostentemos/ nuestro invicto y glorioso pendón”, que con tanto orgullo cantamos los dominicanos en los actos solemnes.

Lo escrito y cantado por la señora Castillo Fuertes junto a sus acompañantes feministas y LGTBQI es solo la punta del iceberg de toda la conspiración que hay contra la dominicanidad, en esta tierra que la autora define como “de Cristo y Changó”.   El dominicano fue definido por el escritor Ramón Marrero Aristy como “el pueblo cristiano más antiguo de América”. Su lema en el escudo reza “Dios, Patria y Libertad”, con la Biblia abierta en el evangelio del Apóstol Juan donde reza: “Y conoceréis la verdad y la verdad os hará libres”.

Esta claro que la autora de las letras del nuevo “himno” pone al Cristo venerado por los dominicanos como la diputada Altagracia de los Santos en la misma categoría de Changó, deidad africana que en la santería caribeña representa los relámpagos y los truenos.

Tras la caída del sistema socialista a finales de los años 80 del siglo pasado, en occidente ha crecido un anticristianismo solo comparable con el que se produjo 200 años atrás en los tiempos de la Revolución Francesa. El llamado “capitalismo salvaje” que advirtió el papa Juan Pablo Segundo ha traído un ateísmo que enfrenta las convicciones cristianas, apegadas a la familia nuclear y la vida austera, porque no va acorde con el consumismo y la sustitución del Dios de los cristianos por el dios mercado.

Antes del advenimiento del capitalismo salvaje existió un ateísmo filosófico y político, más bien anticlerical, debido a que la religión era una aliada de las monarquías, las cuales convencían a los súbditos de que los reyes era puestos por Dios, eliminando la posibilidad de que los pueblos creyentes se sublevaran conta el poder.

Las posiciones anticlericales hoy buscan derribar la moral, las costumbres y las instituciones inspiradas por el cristianismo, como es el caso de la familia nuclear, con lo que se crea la plataforma par un mundo homosexual, al tiempo que permita cristalizar el ideal feminista de destrucción del “patriarcado” machista.

El simplismo y la pobreza teórica ha llegado tan lejos, que mientras el pasado lunes la prensa convencional destacaba alarmada la muerte de siete mujeres en una semana a manos de parejas y ex parejas, con una tendencia al aumento de lo que llaman “feminicidios”, un  “experto” y una “experta” atribuían los hechos a la “violencia machista”.

Ni siquiera intentan con el rigor científico de investigar las causas de las tragedias, ya que el incremento demuestra que, pese a sus cantaletas de varias décadas, ese tipo de crimen se ha disparado de manera exponencial comparado a lo que ocurría cuando el protagonismo masculino era mayor en la sociedad. Entienden que es mejor no investigar y sencillamente atribuir el mal a lo que llaman mecánicamente “violencia machista”.

Del anticristianismo marxista o comunista, el mundo ha pasado a un anticristianismo feminista, cuyas posiciones junto con los LGTBQI, son contrarias a que la esposa esté sujeta al esposo al que se unió para crear una familia donde los niños sean criados por papá y mamá. En lo que se espera que pasará con quienes han dado el primer paso para desmantelar el himno que rinde culto al “heroísmo viril”, les reitero a tos que les duele la dominicanidad que todo lo que vemos es parte de una agenda para destruirla, con el auspicio de las potencias y organismos que República Dominicana se eche arriba los problemas de la isla entera.